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El somelier

La leyenda de KALDI: descubridor del café y su fruto

El origen del café es difuso, no se conoce exactamente cuándo ni cómo el hombre descubrió el café, su fruto y sus propiedades estimulantes. El dónde parece bastante claro que fue en África, concretamente en las montañas de Etiopía. El resto forma parte de una de las mayores leyendas sobre el café, la leyenda de Kaldi.

Kaldi y café son dos palabras que van íntimamente ligadas y es que Kaldi, un humilde pastor africano, tiene el honor de figurar como el descubridor del fruto de café. Algunas versiones de la historia mencionan que era un pastor yemení, otras que era etíope, pero todas coinciden en que tenía un rebaño de cabras.

Yemen y Etiopía se disputan el origen del café.

Como en toda buena leyenda, la realidad y la fantasía se mezclan, dando lugar, también, a diferentes versiones de la historia. La versión más extendida sitúa a Kaldi en el siglo IX, en la zona montañosa de Kaffa (Etiopía) con sus cabras. El pastor observó que el rebaño se comportaba de forma extraña, saltando y brincando, y tenían más energía después de ingerir unas curiosas bayas rojas de un arbusto que no conocía.

Algunas versiones de la leyenda del café cuentan que el mismo Kaldi decidió probar las bayas él mismo y descubrió en propia piel los efectos energizantes del café, que le mantuvieron despierto toda la noche. A partir de ahí, decidió llevar algunos de estos frutos a unos monjes de un monasterio próximo.

Café en recipiente tradicional Café en recipiente tradicional
El café es un fruto que en sus inicios era consumido básicamente por religiosos.

Si el café de Kaldi gustó a los monjes o no, depende de las diferentes versiones que existen sobre la leyenda. Pero sí coinciden en un hecho. Por azar, algunos de estos frutos del café que tenían los monjes fueron a parar al fuego. Así fue como descubrieron el embriagador aroma del café tostado con el que empezaron a elaborar una infusión que ayudaba a los monjes a mantenerse despiertos durante la oración de la noche.

Cuando se habla del origen del café, esta leyenda es la más extendida. Una historia que no hay manera de comprobar, ya que no figura por escrito hasta el siglo XVII, cuando Antoine Faustus Nairon la recogió en un ensayo. Fue a partir de ahí que se difundió realmente

Lo que sí es cierto y no forma parte de la leyenda del café es que la primera descripción del cafeto y los frutos del café es del siglo X, por parte de Al Razi, un médico árabe. Alrededor del año 1000, otro médico árabe, Avicena, lo describe también en El canon de la medicina: “El café fortifica los miembros, limpia el cutis, seca los humores malignos y da un olor excelente a todo el cuerpo”. Avicena lo usaba con fines medicinales.

Los árabes fueron los primeros en cultivar, comercializar y divulgar el café.

En el siglo XV había plantaciones en Yemen y un gran comercio de café en el puerto de Moca. Hasta el siglo XVII, cuando los holandeses consiguieron hacerse con un plantón de cafeto, los árabes tuvieron la exclusiva del cultivo y comercio del café.

Pero la leyenda de Kaldi no es la única que existe sobre el descubrimiento del fruto del café. La leyenda de Omar y los frutos del desierto cuenta la historia de un sanador. El relato empieza en Moca, donde Omar se enamora de la hija del rey y juntos planean irse de la ciudad. El rey, nada conforme con esta relación, destierra a Omar al desierto de Yemen. Allí, refugiado en una cueva y casi muerto de hambre, descubre una curiosa planta con frutos rojos. Estos frutos de café, según la leyenda, le permitieron sobrevivir y además, descubrió que tenían propiedades curativas. Gracias a estas propiedades, el uso del café se extendió. La leyenda tiene final feliz, Omar consiguió volver a Moca y casarse con la hija del rey

Cafetalero tostando café Cafetalero tostando café
Muchas de las historias sobre el café están ligadas a la religión

Otra de las leyendas sobre el café tiene al Arcángel Gabriel como protagonista. Un relato del siglo XVI explica que el rey Salomón, a instancias del arcángel, tostó granos de café para curar una extraña epidemia. El Arcángel Gabriel también protagoniza otra de las leyendas del café, que asegura que el mismo arcángel ofreció a Mahoma una taza de café para darle fuerza y mantenerlo despierto, recuperando así la energía y salud que le faltaba.

No acaba aquí la relación entre religión y café. En el Antiguo Testamento aparecen mencionadas unas semillas negras, una ofrenda de Boaz a Ruth y una bebida que Abigail prepara al rey David. Algunos sostienen que todas estas menciones se refieren a nuestro querido café.

Y otra más, en la Odisea de Homero aparece “nephentes”, una bebida negra que desvanecía la tristeza y despertaba el corazón. ¿Sería café? Hay quién lo ve así.

Todas estas leyendas del café, cortas, coinciden en un aspecto, el poder del café para dar energía y vitalidad. Presentan el café como un alimento reconfortante, con efectos casi mágicos. Todas estas leyendas, en conjunto, nos permiten imaginar cómo fue realmente el descubrimiento del café, hace más de mil años, en tierras africanas. Lo demás, es historia.